Según el régimen de correlatividades vigente, la asignatura previa inmediata es “Psicoanálisis: Freud”. La articulación temática entre ambas está dada por la propuesta de Jacques Lacan de caracterizar su enseñanza como un “retorno a Freud”. En efecto, “Psicoanálisis: Escuela Francesa” conllevará la profundización de las nociones impartidas en “Psicoanálisis: Freud”, por la revitalización a la que son sometidas en la obra de Lacan. En ese sentido, pondremos especial cuidado en no reiterarlas inútilmente, sino más bien en promover relecturas y articulaciones con los nuevos conocimientos que introduciremos conforme al desarrollo de nuestro Programa.
El enfoque adoptado en nuestra materia es la crítica y deconstrucción de los fundamentos del psicoanálisis que Lacan lleva a cabo a través de su enseñanza. Tomamos como hilo conductor la noción de sujeto, ese verdadero invento que forjó para el psicoanálisis aunque afirme haberlo “leído” en Freud y que le permitió especificar la práctica del psicoanálisis al par que diferenciarla de la ciencia, la magia y la religión. En su enseñanza sujeto del inconsciente es el nombre de una paradoja: no es causa sui pues es efecto de la estructura del lenguaje a la vez que es aquello que no se integra en ella, en la medida en que se define como agujero, falta, desgarro. Esta concepción de sujeto como radicalmente inadaptable está en las antípodas de la que detenta el empirismo conductista que apuesta a su adaptabilidad, pues se define más bien como esa hiancia que hace imposible cualquier funcionamiento armónico.
Que el sujeto sea efecto de la estructura del lenguaje no lo hace una mera pieza de la maquinaria simbólica en la que cumpliría una función prefijada con eficacia. Por el contrario, el sujeto se cuenta allí como falta, es ahí lo que falla, lo que no responde, imprevisible e incalculable, por oposición a la pretendida calculabilidad que el empirismo le supone, con los coeficientes que lo reducen a ser un elemento dentro de un universo de discurso.
A partir de ese original aporte, se podrá apreciar el posicionamiento del psicoanálisis en relación a la ciencia y la subjetividad actual. En efecto, si Lacan pasa junto con el psicoanálisis a este, nuestro siglo, es porque lo revitaliza al convertirlo en un discurso que entra en interlocución con los saberes con los que coexiste. Es así que nos lega un psicoanálisis enriquecido: por el saber psiquiátrico de la mejor tradición francesa representada por G. De Clérambault en la que se había formado; por la filosofía de Hegel; por la fenomenología que le “presta” su método en la construcción de algunos conceptos así como su inspiración en la aplicación clínica de manos de K. Jaspers; por el existencialismo de Heiddegger con su elaboración del lenguaje y el Ser, y de Sartre y Merleau-Ponty, con sus debates a favor y en contra pero no sin ellos; por las matemáticas y la lógica, la teoría de conjuntos y el transfinito como instrumentos de formulación científica de los conceptos psicoanalíticos como modo de transmisión racional, formalizada y comunicable (con solo nombrar a Gödel, Cantor y Frege se darán una idea de la complejidad de lo que se nutrió). Podemos continuar con la larga lista: por el estructuralismo lingüístico de F. de Saussure y Jakobson; por la antropología estructural de Lévi-Strauss, por el surrealismo, por la modernidad filosófica de la mano de Koyré y de Kojève, por la topología, y un largo, muy largo etcétera. Lector infatigable, ávido, curioso, hizo de ese apetito una pasión que lo llevó a interesarse por casi todos los saberes de su época con el deseo de que el psicoanálisis incida en la cultura.
Informado como pocos, nunca perdió su única y más profunda inspiración: “Sean ustedes lacanianos, si quieren. Yo soy freudiano”. Interesado en el psicoanálisis por sobre todo, sostuvo el deseo del analista hasta el fin. Como lo demuestra su originalidad, su esfuerzo por no repetirse, su eterno inconformismo con su enseñanza y sus efectos, su incansable revisión de lo dicho y escrito una y otra vez, para reinventarse incesantemente, aun...
El objetivo es que los alumnos entren “en diálogo” con un pensamiento vivo, que sufre modificaciones y reformulaciones en el intento de dar cuenta de la experiencia del psicoanálisis y del sujeto que le corresponde.
Así como señalamos los múltiples discursos con los que Lacan ha dialogado, enfatizamos también que ellos se han visto influidos directa o indirectamente por sus conceptualizaciones. Pensadores como Badiou, Deleuze, Baudrillard, Agamben, Esposito, Derrida, han tomado las conceptualizaciones de Lacan -a veces críticamente- incluyéndolas en sus corpus teóricos en un lugar prevalente. Destaquemos, además, que gran parte de la producción intelectual contemporánea remite a nociones tales como: goce, real, sujeto, ética del deseo, para dar sólo algunos ejemplos.
Según este recorrido, al cursar la asignatura, los estudiantes avanzan en su formación general y, al mismo tiempo, se preparan para encarar, en el ciclo siguiente, las problemáticas ligadas a su futura práctica profesional. Esto supone un esfuerzo de transmisión en el sentido de ir promoviendo en ellos ciertas anticipaciones en función de la articulación de la asignatura con el ciclo de Formación profesional, donde deberá integrar el conjunto de conocimientos adquiridos en las materias previas, en los diversos ámbitos de ejercicio profesional de la Psicología.
Que el psicoanálisis haya ingresado en los debates actuales se debe, sin dudas, a la intervención de Jacques Lacan. Si a 40 años de su desaparición física sigue siendo una referencia ineludible es porque su genio ha trascendido a su figura. Su obra sigue vigente y abierta a la lectura crítica, al comentario vivo, reflexión incesante de la que los psicoanalistas que enseñamos en la Universidad somos responsables para que su enseñanza -la de Lacan- no se convierta en un momento fijo e inamovible; esa enseñanza monumental e inconclusa que ha sido para el Argos psicoanalítico como el tridente de Poseidón: el que abrió una fuente constante de emanación de ideas, inagotable. Pues si el siglo XX fue freudiano, el siglo XXI es lacaniano.
“Psicoanálisis: Escuela Francesa” es la asignatura que se ocupa de transmitir los conceptos fundamentales por él propuestos. Es una materia electiva que se localiza, por su ubicación en el plan de estudios de la carrera de Licenciatura en Psicología, en el inicio del ciclo de Formación general.
Cabe aclarar que por tratarse de una asignatura electiva “Psicoanálisis: Escuela Francesa” no puede ser correlatividad exigida para asignaturas obligatorias posteriores. De todos modos, atendiendo a la perspectiva antes mencionada, hallamos asignaturas dentro del ciclo de formación profesional que pueden beneficiarse y servirse de sus contenidos. En este aspecto, se destaca especialmente aquí: “Psicopatología”, “Clínica psicológica y psicoterapias: psicoterapias, emergencias e interconsultas”, “Clínica psicológica y psicoterapias: clínica de Adultos” y “Prácticas profesionales y de investigación” (especialmente aquellas prácticas cuya orientación teórica esté ligada al psicoanálisis, y sobre todo, a la teoría de Lacan).
Atendiendo a los contenidos de estas asignaturas, “Psicoanálisis: Escuela Francesa” reviste un carácter preparatorio respecto del ciclo de formación profesional puesto que tiene como referencia principal a la psicología clínica, y dentro de ella, especialmente a las asignaturas clínicas que se proponen de orientación lacaniana, siendo estas las que esencialmente podrán nutrirse de los conceptos básicos de la teoría psicoanalítica de Lacan.
Para finalizar, nuestro compromiso en la enseñanza radica en acercar a los alumnos a este discurso tremendamente actual, en el entendimiento de que entusiasmo y rigor pueden aunarse en “Escuela Francesa”, y por ello los invitamos a cursarla y a recorrer con nosotros los apasionantes pasadizos de la teoría de Lacan.